¿Cómo repartir los excedentes entre los socios de un estudio?
“… La definición de un modelo es gravitante para definir los comportamientos que se esperan de los socios y he visto tantos modelos como estudios conozco…”
En los estudios de abogados existe una creciente tendencia a transformarse desde una comunidad de techo hacia una sociedad de profesionales, esto significa que los clientes de un estudio pasan a ser de “propiedad” de la sociedad más que del abogado socio que los atienden.
Sin entrar en la discusión sobre la profundidad y realidad de la afirmación anterior, que tiene algunas aristas que son materia de otra discusión, quiero adentrarme en los factores que se toman en cuenta –o deben considerarse –al momento de definir el modelo que determine de reparto de excedentes (utilidades) entre los socios, dada esta realidad societaria.
Sin embargo, antes de entrar a analizar los factores que pueden ser considerados en el diseño de los modelos de reparto, es importante reconocer que una empresa cualquiera es valorada por su “Reputación”. Esto es aplicable a cualquier tipo de emprendimiento, y quizás con mayor razón cuando se trata de un servicio jurídico con las implicancias que este tiene en la sociedad.
A continuación entro a definir el concepto “Reputación”, para que a partir de ello podamos comprender los modelos que imperan en los estudios jurídicos.
Reputación, en nuestra era podemos decir que es una consecuencia de la aplicación de tres componentes: i) ética, ii) calidad y iii) visibilidad
i. Ética: Es creciente el valor que se le asigna a un empresa de servicios profesionales que sostienen su éxito en un código ético estricto. Actualmente se percibe una tendencia creciente que en las páginas web de diferentes empresas de servicios se mencione el código ético (o sus valores) que las inspira. Es importante reconocer que un servicio profesional se sustenta en la confianza, la cual tiene como sustento primero, la ética.
ii. Calidad: Un servicio profesional que se precie de tal tiene que ofrecer calidad, la cual tiene dos dimensiones: i) calidad de las soluciones ofrecidas, y ii) calidad en el servicio prestado, asociado con la capacidad de respuesta y vínculo que se establece con los clientes y el medio en general.
iii. Visibilidad: Para poder llegar al medio se requiere tener la capacidad de darse a conocer, bajo procedimientos enmarcados en estrictos cánones éticos, y con el firme propósito de ofrecer a quién lo requiera el conocimiento y creatividad que la empresa posee.
A partir de estos tres conceptos se puede concluir que el resultado económico es una consecuencia de la reputación lograda por una institución (la cual se construye a lo largo de los años), es decir, ofrece servicios, reconocidos por el medio, por su calidad y bajo un código ético reconocible.
Por todo lo expresado anteriormente es necesario mencionar que los modelos que se aplican tienen como base para su definición un principio que los determina:
“El reparto de excedentes (utilidades) dice relación con el aporte que hace cada socio al desarrollo del estudio y al resultado económico que se logre en el tiempo, reconociendo que existe una reputación institucional atribuible a todos en su conjunto”.
A partir de lo expresado anteriormente se puede concluir que un estudio vale por si mismo según los aportes a la “Reputación” que hacen su socios en su conjunto e individualmente.
Todo modelo, por lo tanto, debe buscar reconocer el aporte de cada socio entendiendo que existe un espacio que es producto de la suma de múltiples aportes en el tiempo, que por su complejidad su medición no es trivial.
Considerando mi experiencia puedo reconocer los aportes de los socios en las siguientes dimensiones:
i. Dimensión económica, que incluye:
• Aportes al crecimiento del estudio (captación de clientes y su fidelización) • Aporte de trabajo (facturación efectiva del socio y/o su equipo)
• Valor agregado al estudio (niveles de rentabilidad obtenida)
ii. Dimensión cualitativa, que considera:
• Capital humano aportado (habitualmente medido en función de la “edad” profesional de cada socio)
• Aportes cualitativos al estudio (aportes del socio a actividades que generan desarrollo del estudio, como por ejemplo: administración del estudio, formación de profesionales jóvenes, publicaciones, aportes a la visibilidad, etcétera)
• Sentido de equipo (valoración del socio desde la perspectiva que se sienta parte de un equipo profesional integral que aporta en su conjunto).
Ambas dimensiones (económicas y cualitativas), son medibles o evaluables a pesar de su alto grado de complejidad, por lo que el esfuerzo debiera orientarse a establecer un modelo que distribuya en las proporciones que sus socios acuerden, entre:
• Importancia asignable a reparto igualitario o etario
• Importancia asignable a reparto por aportes económicos
• Importancia asignable a reparto por aportes cualitativos
El modelo que adopte cada estudio (grado de importancia que se le asigne a los elementos mencionados) condicionará los comportamientos que el estudio desea, por lo que el principal esfuerzo que deben hacer sus socios es concordar un modelo que los identifique de la mejor manera posible, reconociendo que nunca un modelo de reparto satisface a cada socio plenamente.
Dicho lo anterior, es muy frecuente encontrar modelos que tienen establecido un porcentaje discrecional (normalmente menor) cuya distribución queda depositada en un comité de “sabios” o líder que es reconocido por los socios por su ecuanimidad.
Por otra parte un modelo es una herramienta que normalmente debe ser revisada, evitando tenerlo en permanente cuestionamiento, ya que su validez no puede estar en constante entredicho. Por ese motivo debe formar parte del pacto de socios, el que determine su vigencia, y los procesos que permitirán su revisión.
La definición de un modelo es gravitante para definir los comportamientos que se esperan de los socios y he visto tantos modelos como estudios conozco.
En síntesis, cada estudio debe reflexionar su modelo de distribución de excedentes considerando que: i) su diseño condiciona los comportamientos individuales esperados (sentido de equipo, aportes económicos (duros) y aportes cualitativos al desarrollo integral del estudio), ii) siempre tendrá imperfecciones que pueden ser resueltas generando una fracción discrecional designando una persona o equipo de “sabios” que la distribuya y iii) debe tener una mecánica de revisión que otorgue estabilidad, que permita su revisión por periodos razonables.
*Consultor de estudios jurídicos, de empresas de servicios profesionales y empresas familiares.